Carlos Subero Ruiz
El viernes 22 de junio venció el plazo para que los comandos y partidos políticos participantes en la campaña electoral presenten el nombre de su director de Finanzas y los libros contables para ser sellados y foliados en el Consejo Nacional Electoral (CNE). Informarán acerca de sus ingresos y gastos durante los tres meses de campaña electoral oficial.
Percibo un avance institucional en el CNE ya que en esta oportunidad los comandos deberán rendir un informen mensual sobre el asunto. De manera que, aunque no se lo informen al soberano elector, el CNE sí sabrá cuánto gastaron y de dónde sacaron los fondos.
O por lo menos lo que dice cada cual.
Lo que informaré de inmediato son datos oficiales del CNE, provenienteshh de una petición formal de información pública al organismo electoral. Es sobre cuánto han costado las campañas electorales regionales de 2008 y el referendo por la enmienda de 2009. (Sobre antes de 2008 no dan información por no estar automatizada).
Según lo que declararon los participantes en sus rendiciones de cuenta, la totalización arrojó para las elecciones de gobernadores y alcaldes (2008) un gasto de 18 millones 775 mil 332 bolívares con 32 céntimos. La ley me obliga a usar sólo el cambio oficial para calcular el gasto en dólares (para ese entonces 2,15 Bs/$). Éste fue entonces $ 8 millones 732 mil 712 con 71 céntimos.
Asimismo, la totalización de las rendiciones de cuenta presentadas por los participantes por el Sí y el No en el referendo de 2009 arrojó un gasto de 16 millones 231 mil 908 bolívares con 21 céntimos. Llevado a dólar oficial (2,15) para la fecha serían $ 7 millones 549 mil 724 con 74 céntimos.
Trataré de demostrar ahora que la competencia por la Presidencia de la República requiere de un gasto mucho mayor. Me baso en la historia del gasto electoral en las campañas venezolanas.
Se pueden encontrar referencias oficiales en el pasado. Como se recordará, en los tiempos del Consejo Supremo Electoral (CSE), las campañas eran financiadas con dineros públicos y privados, es decir financiamiento mixto y el CSE se encargaba de aportar recursos a los partidos mayoritarios. En el libro Los Dineros de la Política escrito por el politólogo Ángel Álvarez como trabajo de ascenso se informa que en las nacionales de 1983 el presidente del CSE, Carlos Delgado Chapellín declaró que se presupuestaron Bs 124 millones para el aporte del Estado a los partidos. La cifra fue reducida posteriormente en 10%, dice Álvarez, quien termina calculando dicho aporte en 13 millones de dólares. Casi todo para AD y Copei y un poco al MAS.
Es decir fueron 13 millones de dólares solamente en el aporte del Estado, sin contar las recaudaciones desde sectores privados que realizaron los comandos.
Para aquella campaña, según anunció Guillermo Betancourt, director publicitario de la candidatura de Rafael Caldera, el gasto por ese concepto sería entre $ 4 y $ 5 millones de dólares. Por su parte, Leopoldo Sucre Figarella, jefe del comando de Jaime Lusinchi, calculó sus gastos electorales en unos $ 10 millones.
Pero éstas son cifras de gastos de hace casi 3 décadas.
En 1983, el asesor electoral David Garth afirmó que la campaña de 1978 había costado Bs 200 millones, equivalentes a $ 47 millones. La revista Newsweek lo calculó en Bs 500 millones ($ 116 millones). En todo caso, los partidos no rendían cuentas entonces. AD se vio obligado a divulgar unas cifras debido a escándalos sobre su excesivo gasto en asesores electorales. Informó en 1978 que Clifton White y Joe Napolitan habían cobrado $ 100 mil por su contratación.
Por un escándalo en España en junio de 2002, se supo en Venezuela que un solo banco extranjero financista de la campaña de Chávez había aportado 1,5 millones de dólares. Eso por el lado de los ingresos. Hay también por el lado de los gastos.
Hoy hay más electores a quienes es necesario llegar y hay nuevos medios de comunicación en el mercado, lo que encarece las campañas.
¿Cuánto cobrará hoy un JJ Rendón, gurú en la asesoría electoral latinoamericana? ¿Informará el CNE durante esta campaña a cuánto asciende el gasto mensual de los comandos? ¿Dará nombres de los financistas, como ocurre en Colombia?
Este artículo fue publicado por El Mundo, Economía y Negocios en su edición de viernes 22 de junio.