La conversión de los votos en cargos a veces trae polémicas sobre el sistema electoral
Razones constitucionales y legales determinan la desproporción entre votos y cargos
Para determinar la mayoría no se puede jugar futbol con las reglas del beísbol
Carlos Subero
Foto: News FlashJC
Los comicios legislativos del pasado domingo trajeron algunas novedades.
Desde el punto de vista electoral, el resultado de los votos del 26-S ha arrojado un estado de minorías políticas en Venezuela. Ningún partido o siquiera alianza de partidos pudo obtener más de 50% de los votos válidos.
Eso hace más de una década que no ocurría en el país.
Después de 1998, en elecciones con tarjeta de partidos, siempre un bando obtenía la mitad más uno de los votos válidos en comicios presidenciales, de gobernadores o de concejales. Pero esto no ocurrió el domingo, cuando ninguno arribó a más de 50% de los votos válidos, ni siquiera el Psuv.
Siempre el bando del chavismo había podido lograr la mayoría absoluta de votos. Ahora sólo fue la alianza más votada, de mayoría relativa o la primera minoría electoral.
El tipo de sistema de partidos que es producto de esta votación no es bipartidista ni multipartidista. Se ratificó el sistema de partido dominante, el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), aunque ya no deba hablarse de partido hegemónico.
Obtiene una votación cercana a 47%, frente a otras decenas de partidos que no ha llegado ninguno a superar el umbral de 10%. Son 5,3 millones de votos válidos contados según la tarjeta para elegir el Parlatino.
La alianza opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) quedó muy cerca: 45% de voto válido, apenas a 1,7 puntos porcentuales del ganador.
Para la oposición, destacan tres agrupaciones que tienen cifras cercanas al millón de votos, Un Nuevo Tiempo, Primero Justicia y AD.
Se ha producido un hecho dispar: El partido dominante (Psuv) ha obtenido menos sufragios válidos que su anunciada nómina de militantes de 7 millones de ciudadanos. Para los tres partidos de oposición mencionados la votación les representa probablemente un caudal superior a su nómina actual.
Como ocurre la mayoría de las veces con los sistemas electorales, el que saca más votos obtiene más cargos. Esto ha hecho que la alianza Psuv-PCV y otros haya logrado una clara mayoría de 60%, 98 de los 165 cargos disputados de la Asamblea Nacional, aunque debido al sistema electoral aplicado, la proporción de cargos es mayor que la de votación.
El partido de gobierno ha ratificado que es mayoría electoral en las zonas rurales y también en los barrios populares de muchos de los estados urbanos. Pero los datos muestran que ha perdido fuerza en ambas partes en favor de la MUD.
Estabilidad política.
En el resultado electoral tanto en la distribución de votos como en la adjudicación de cargos de la AN no hay nada que haga prever que el sistema político pueda caer en la inestabilidad. Si la inestabilidad le viene al Gobierno será por otras causas, no debido a las elecciones.
La correlación de fuerzas de los bandos en la AN a partir del 5 de enero próximo será muy similar a la que privó en el Parlamento en el año 2000 y hasta 2005. Entonces, el partido de gobierno, MVR, contaba con su fracción de 92 de los 165 diputados (56%), y dictaba la pauta.
De manera que las condiciones están dadas para que exista un mayor nivel de discusión en el Parlamento, y la obligada negociación para algunos casos puntuales como aprobación de leyes orgánicas y nombramiento de los miembros del Poder Ciudadano, Fiscal, Contralor y Defensor del Pueblo.
Es un escenario distinto al actual, pero no desconocido. Se pondrá a prueba la eficiencia de los parlamentarios de oposición para, de alguna manera, hacer valer su presencia con negociación, y lograr su cometido que la Asamblea controle más a la administración.
Incluso se encontrarán algunos diputados de aquella Asamblea: Cilia Flores, Victoria Mata o Elvis Amoroso, del Psuv, con Julio Borges, Andrés Velásquez o Alfonso Marquina, de la MUD. De bando y bando hay parlamentarios experimentados.
Un bando cumplió su aspiración
Tomando en cuenta el sistema electoral y las encuestas, los bandos se plantearon unas expectativas en obtención de votos y cargos en la AN, con la propuesta que cada cual hizo antes de las elecciones.
A pesar de sus 98 diputados, el resultado fue negativo para el Psuv y positivo para la Mesa de Unidad Democrática (MUD).
Esta logró romper la aspiración de su adversario de lograr un mínimo de 110 diputados, y se alzo con 65 curules, que le confirmaron uno de sus mejores escenarios para estos comicios.
Este panorama se tiene fundamentalmente debido a la pérdida de votos válidos a nivel general para el Psuv, y muy destacable en sus bastiones rurales como Cojedes, Portuguesa, Sucre, Delta Amacuro y Trujillo. En esas entidades, el Psuv solía doblar en votos a sus adversarios, y por ende era de esperar que obtuviera los dos diputados lista de cada uno de esos estados.
Pero eso sólo lo pudo lograr en el Delta. Es decir, en sólo esos estados la MUD logró arrancarle 4 diputados lista a la alianza oficialista.
¿Quién es mayoría?
No hay mayoría electoral como consecuencia de los resultados.
Hay una mayoría parlamentaria clara del Psuv y aliados en cargos de la Asamblea Nacional.
Sin embargo, se habla sobre que la oposición habría sido mayoría.
En las democracias parlamentarias europeas, el partido que busca el poder va a los comicios sin alianzas y hace los acuerdos sólo después de las votaciones, cuando sabe cuántos cargos ganó. En ese momento, consciente de su mucho o poco poder obtenido en cargos al Parlamento, va a negociar con sus adversarios electorales. Si tiene condiciones o disposición política podrá hacer mayoría o formar parte de ella, y hacer gobierno. Si no, permanece en la oposición hasta la siguiente elección. Pero a veces ocurre que ningún bando obtiene la mayoría absoluta de cargos en el Parlamento. Entonces, las negociaciones en el Parlamento son obligadas, para poder lograr una mayoría y formar el gobierno con un nuevo Primer Ministro. Han habido casos en que las negociaciones se dan pero son un fracaso. Entonces, el Presidente, el Rey o el organismo al que competa declara cesante al Parlamento y ordena nuevas elecciones.
Pero en la mayoría de las democracias latinoamericanas, los acuerdos partidistas se hacen siempre antes de las votaciones. La MUD agrupó a una veintena de partidos y le presentó una propuesta a los electores para el 26-S. El Psuv también logró sus acuerdos con otros partidos afines. Lo mismo el PPT.
Y todos se contaron regional y nacionalmente con el resultado ya referido.
Por eso, resulta impropio decir ahora, después de las votaciones, que «estos votos que no obtuvo mi principal adversario también son míos, por eso tengo 52%, y el sistema electoral ha debido darme 52% de los diputados de la Asamblea».
Eso sólo es una formulación sobre lo que pudo ser pero no fue, y que no tiene base en la Constitución ni en cultura política venezolana. No se puede jugar al fútbol con las reglas del béisbol.
Pero queda la legítima pregunta: ¿quién entonces es mayoría?
De las elecciones del 26-S ninguno obtuvo la mayoría de votos válidos.
No se dio en Venezuela un caso comparable al de Bush-2000, porque el domingo 26 el que obtuvo más votos obtuvo también más cargos.
Sin embargo, las críticas a los sistemas electorales son válidas, y ocurren en muchos países. Aquí se produjo una desproporción entre votos y cargos obtenidos que pone de relieve otra vez la discusión sobre el sistema electoral.
La causas de la desproporción
El debate esencial sobre los sistemas electorales en el mundo se basa en la dicotomía proporcional o de mayorías.
Este mismo año, las elecciones en Gran Bretaña arrojaron una inusual alianza para formar Gobierno entre los conservadores Tories (uno de los bandos del tradicional bipartidismo británico) y un partido socialdemócrata tercerista. Una de las condiciones para formar ese nuevo Gobierno es que se reformara el centenario sistema electoral de mayorías. Los socialdemócratas se han quejado de lo mismo que hoy se queja el PPT-Lara (con 28% de votos lista no obtuvo cargos), la MUD-Caracas, (mayoría voto lista pero ganó sólo 30% de los diputados) y el Psuv-Anzoátegui (con 45% de votos lista obtuvo sólo 1 de los 6 cargos): “El sistema electoral nos perjudica”, alegan.
Son cosas de los sistemas electorales que se aplican en el mundo. La queja de la MUD es que el de Venezuela es proporcional y personalizado, pero que la proporcionalidad no se cumple.
Los cambios que mermaron el porcentaje de cargos proporcionales en los órganos parlamentarios se aprobaron y comenzaron a aplicar en Venezuela en los comicios del año 2000.
Para entonces el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) no dijo que eso fuera inconstitucional.
Para aquellas elecciones el porcentaje de cargos proporcionales se redujo de una cifra cercana a 50% a sólo 40%. Para las elecciones del domingo pasado, la Asamblea redujo más ese porcentaje a 30% proporcional frente a 70% personalizado.
Con la reforma electoral, se legalizó el efecto del uso de las llamadas morochas, lo que también merma la proporcionalidad.
Aunque no tenga que ver con la desproporción, es de destacar que paralelamente, el Psuv, consciente de que se ha mostrado mayoría en los barrios populares y minoría en las clases medias, presionó para aplicar un dibujo de los circuitos electorales de los estados populosos. Y se favoreció a la hora de convertir los votos en cargos para la AN. El CNE creó algunos circuitos de manera que la forma del conteo de los votos cumplía planteamientos del Psuv.
Esto se conoce como Gerrymandering y es una manipulación electoral inventada hace dos siglos en los Estados Unidos.
Y todavía se aplica allá aunque se trata de controlar con normas.
Pero la causa mayor de la desproporción entre porcentaje de votos y porcentaje de cargos obtenidos está en la Constitución de 1999, es decir no se introdujo particularmente para estas elecciones.
Consiste en que la cantidad de diputados que corresponde a un estado no viene dada sólo por su cantidad de población, sino que también elige 3 diputados adicionales por el sólo hecho de ser una entidad federal.
Esto hace que para elegir un diputado en el estado Zulia se requieran más votos que para elegir un diputado en Delta Amacuro.
Quiere decir que la Constitución establece la no proporción poblacional para determinar la cantidad de diputados que eligen los estados. Hay causas políticas para ello, como la protección de los estados menos poblados, que así reciben igual interés político de los dirigentes y gobernantes.
La interpretación es que, como el Psuv hoy domina en más estados, entonces, la medida le favorece. Pero, en todo caso, ello favorece hoy al Psuv, de la misma manera que una norma similar de la Constitución de 1961 favorecía al partido AD en la conformación del Senado.
Pero lo importante es que para un caso y para el otro, nada estaba escrito. Copei logró mermar con sus votos para el Senado ese poder estadal de AD en las entidades llaneras y orientales durante la llamada Cuarta República. Las normas del 26-S se aplicaron igual para todos.
Había que sacar los votos para poder obtener el cargo.
No hay escollo en la Ley Electoral que la MUD no hubiera podido revertir con votos.
La mayoría parlamentaria siempre tiende a favorecerse en las reglas electorales. Para evitar las quejas postcomiciales, lo ideal con los sistemas electorales es que se aprueben con el mayor consenso posible. Pero se sabe que el consenso político no es la característica que ha privado en los últimos años en el país.